Tumbada en la cama,
en la oscuridad de su cuarto,
en la noche silenciosa,
cuando todos duermen
y nadie vendrá a molestarla,
lee totalmente concentrada,
ajena a cualquier otra cosa
que la rodea aunque siempre
atenta a todo ruido
que provenga del pasillo.
Ningún ruido la distrae,
en esta noche oscura,
sólo la lectura la atrae
y nada le hace, nada,
apartar la vista de los negros
renglones del libro abierto
sobre la blanca almohada.
Posiblemente vive o sueña
con los protagonistas
sintiéndose tal vez ella
una más de la historia.
JOSÉ LUIS RUBIO
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