Nos acompañamos solo 14 añitos.
Repudiada y abandonada
así te encontramos, enana.
Sobre un lecho de letras
adormecida, casi drogada.
Un olor de granja te acunaba
lejos, en todo caso,
de tu cuna, donde fuere que moraras.
De raza ignorada, a consultas de puristas,
gozabas de la vida, tanto fueras
retozando en cuna de oro, como en tierra mojada.
Votamos tu permanencia
frente a tu vivaz mirada
banal prueba tuviste
pues tu bondad, por nobleza, ganaba.
Fuiste como huracán, tifón, tempestad
bola de pelo destrozando lo que hallabas
rifamos el mote de Atila, para nombrarte, vaya.
Alucinabas, seguro,
cuando voceando como manada
escuchabas nuestros gritos
recriminando tus hazañas.
Eras fuerte como el aire
jamás gemiste, ni por dolor, ni hambre
la lucha era por quieta tenerte
para cortar tus uñas,
como estacas de alambre.
Adiós nuestra amada Boira, adiós
llenaremos tu vacío con la memoria de tus olores
llenaremos tu falta con los besos de los niños
esos a quien reían tu audiencia,
esos que por no entender
llorarán con dolor, tu ausencia.
Fortuna por encontrarte
privilegio por compartirte
ayer reíamos, hoy por ti, lloramos.
Despreciando por demás, el sentido falto
de aquellos que por intelecto,
necio esnobismo de facto,
reniegan que el alma anide
en vuestros corazones, de amores francos.
Del libro Poemario de un ideario de MAXI CAMPILLO PONS
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