De ida y vuelta
Sepan que Wells una máquina del tiempo fabricó
y a regañadientes a Verne
para subir a bordo convenció.
Al 2.222 Verne viajó
y un dos de febrero a las dos de la tarde
sobre un rascacielos de cobre, la máquina aterrizó.
Salió unos dos minutos de ella
y el control de sus intestinos perdió ante todo lo que vio
sobre aquel tejado brillante donde la máquina se apoyó.
A la vuelta, Wells entusiasmado le preguntó:
- ¿Qué fue lo que viste, que tu mirada aterró?
La locura no es mi fuerte, y demencia total fue lo que por mis ojos pasó.
Nunca revelaré los horrores que vio de maniaco dirán que la posteridad me juzgó.
Wells lleno de ira a su máquina subió
para probar por sí mismo lo que Verne le negó.
Viajando al final de los tiempos, donde apenas un momento su entorno estudió.
Y a la vuelta calló para siempre lo que su mirada captó...
Destruyendo poco después, la máquina en la que viajó.
Jorge Zarco Rodríguez(España)
Publicado por la revista digital Minatura 116
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