El viaje
El barco cruzaba los cielos, dejando una estela de humo negro detrás de él.
Eso me hizo recordar las locomotoras a vapor, cruzando primero la extensión del Imperio por sus ciudades y luego por las profundidades, en esos momentos que todo era lujo y esplendor y la superficie era poca para seguir desarrollando la industria.
Después de eso sobrevino el desastre. El descubrimiento de esa extraña, horrible y bestial raza de criaturas que dominaban las entrañas de la tierra y que naturalmente, vinieron por nosotros.
De nada sirvieron nuestros carros y tanquetas a vapor frente a esa horda de salvajes. En cuestión de semanas se apoderaron de nuestra amada ciudad y luego de todo el continente.
La Reina emitió el comunicado oficial por los altavoces indicando que hacer. El grueso de la población tuvo que buscar cobijo en las tierras más lejanas, en el lejano Oriente, mientras que nosotros, los miembros reales del Imperio, teníamos otra opción: viajar a Marte y empezar de nuevo. Era un riesgo, pero quedarse en la Tierra también lo era. No sabíamos hasta donde podrían llegar esos engendros.
Así que observé a la tripulación haciendo su trabajo en la cubierta, al capitán dando ordenes, y miré hacia el horizonte, esperando que en cualquier momento apareciese la figura de la nave que nos sacaría del planeta.
Encendí mi pipa y suspiré. Ese sería un largo viaje.
Fabián Daniel Leuzzi(Argentina)
Publicado por la revista digital Minatura 116
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