CUERPOS IGUALES
Como agujas de sal, en un desierto
de herméticas setencias, va la arcilla
donde cuecen los siervos amarilla,
ceñuda antífona de rumor incierto.
Como soles carnales del acierto,
pecadores señalan otra orilla
(son los hombres exactos, donde anilla
la impavidez de un existir abierto).
Una legión de Olimpos eternales
despierta los deseos de la noche
y hace que del temor se apague el signo;
los cuerpos que se estrujan son iguales,
y queda roto el eje del derroche
donde inventaron el pasaje indigno.
Del libro ¿Herdará el reino...? de Rubén Faílde Braña-Cuba-
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