HIROSHIMA, 6 DE AGOSTO, 1945.
(posdata)
no hay ahora ya ningún sonido
la mañana inmóvil el lugar
fresco y agradable y entonces
como relámpago impensable
atraviesa los cielos dividiéndolos
con una como sábana hecha de soles
y la mujer da cuatro o cinco pasos y
se arroja contra el suelo los ojos
cerrados la cara contra la tierra el
cuerpo entre dos rocas contra las
que se apoya como aferrándose a
ellas y siente cómo el espacio se
derrumba y los fragmentos la a
traviesan desgarrándola en el si
lencio absoluto que todo lo arras
ra hacia un vacío incandescente
carbonizante que la aplasta hasta ser
ya más que un cuerpo arra sa
do por el horror
de las sensaciones.
Para mí los hechos de la carne
son ahora imposibles.
FRANCISCO NÁJERA-Nueva York-
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