POEMA EN ROJOS
Si sólo fuera de la pasión el rojo
llevado a lance de pincel hasta la tela del corazón
de aquellos que, en sus delirios,
siguen mirando correr por los bordes de la acera
arroyos de la sangre de inocentes,
quizás pintara para ellos
la caída cálida de la tarde de un verano.
Intentaría, así, abrir sus ojos
a la belleza del color en otros sitios.
Pero no, no es la pasión, aún perdonable,
la que oscurece la razón de nuestros déspotas
sino el amor a agasajos y tesoros,
el ansia de poder ser coronados
y sentirse dioses en la tierra.
Por eso pospondré para otro día
ese cuadro que antes comentaba
y dejaré que corran los arroyos
-sin cubrirlos de arena vergonzosa-
hasta que al fin lleguen al mar y allá en la playa
marchen los pies de aquellos que los crean.
DIEGO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ-Campanario-
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