2596
Descalza corres por la hierba verde,
ninfa semidesnuda, bulliciosa,
y si el aire te envuelve, yo te abrazo.
Ni me ves ni me escuchas, y se pierde,
en proverbial zigzag de mariposa,
mi anhelo y tu figura en el ribazo.
2597
¿Dormiría contigo? No estoy cierto.
Pero seguro estoy de que a tu lado
servicial estaría y muy despierto,
tan adherido a ti, tan engarzado.
2598
Por ti y por mí los años se deslizan
de forma impar. Llamaron a tu puerta
con retraso excesivo.
Mas aún hoy me enajenan y electrizan
los impulsos de ayer, y es más experta
la mente en su diseño creativo.
2599
Por la meseta de tu vientre avanzo,
y hacia el destino de las ingles vengo,
tan cerca del temblor.
Hablo en susurros, la humedad alcanzo,
y en el centro neurálgico entretengo
mi danza oral, ausente de pudor.
2600
A tu recuerdo acudo, descalzo y de puntillas,
para que no te digan las rosas que he venido.
Las que vieron tu cerco de brazos y rodillas,
y aprendieron tu nombre, susurrado al oído.
Esta noche, tan clara, tan muda, tan serena,
en el parque testigo de encuentro tan distante,
mantiene la fragancia de aquella misma escena,
pétalos blancos, rojos, bajo tu piel de amante.
Esta noche estoy solo, sólo con el recuerdo,
que aún me clava su daga sobre el costado izquierdo.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-
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