La juventud
se va
La ancianidad
se queda.
Nuestros cuerpos
nos luchan.
Yo he tenido una infancia maravillosa
Pero breve:
fallecí a los tres años.
La calas me calan
mejor que los claveles
Lo claveles me clavan.
Del libro OJALÁ QUE TE PISE UN TRANVÍA LLAMADO DESEO de Rolando Revagliatti -Argentina-
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