LA ESPERA
Mi alma está cansada
de navegar
por desiertos vacíos
en los que no estás tú.
Nunca esperar
se me hizo tan largo.
Los rincones de este espacio,
en el que tú no habitas,
no entienden de tiempo
sino para aumentar
esa melancolía de mí
que ni siquiera tú
conoces.
Los días apáticos
retrasan el avance
de las agujas de
mi reloj,
en un juego cruel
que nadie entiende,
pues nadie conoce.
Los conjuros de los minutos,
de las horas aumentadas
son mi vivir,
y la fuente de mi
tristeza.
Me voy muriendo
en este pozo oscuro
en el que he hecho
mi casa
hasta que llegues.
SAUL DÍAZ REALES-Reino Unido-
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