Frugal reflexión sobre nuestro futuro.
Clamando contra demonios hacia el sur destiné mis pasos,
sin conciencia del adónde, consciente era de donde.
Frugales cantamañanas, doctores de vida plana,
regentes de otros, destilados sumisos en propia casa.
Dónde yacen las almas, dónde sus enseñanzas,
cien mil árboles crecieron en la madurez humana,
montes, ríos, planicies, sierras macizas en mundo
junto a hermosos lagos, llanuras templadas por sol y viento
que temporales y mareas conforman, remueven y moldean,
perfiles de tierra domada, bajo efluvios de luna blanca,
donde litorales rocosos contrastan con arenosas playas.
Todo andaba complaciente en su evolución
hasta que la necesidad de un dios nos envolvió,
rompimos normas templadas, en suave tisú
encadenándonos a la perenne superstición.
En sudores y lágrimas lloramos lo que ello nos dio,
guías y gurús, éstos engendraron biblias de condición.
Dónde anduvo el error, dónde la cadena rompió,
dónde, el aspirar a ser, se perdió en el deseo de ser.
Suplimos la herramienta del crear, por el báculo de la memez
marcando en hierro duro la dureza de tu ser,
cepas de gruesas raíces atontaron al saber
a los unos hizo dioses y, a los otros, tontos ser,
súbditos de señores para los señores atender.
Cansado de carnaza en sufrirlo hastié,
sueños, ilusiones y el rememorar de sentir
llegaron al barbecho de mis sueños otra vez.
Recordando a hombres grandes, creadores del saber,
luchadores en las artes alumbraron encumbrando
al espíritu en su luz, apagándose tristemente
en las frialdades del atardecer, volviéndose en desgracia
en manos del hoy, insípido poder.
Así que despierto del ayer y llorando por el hoy
marcho hacia al sur, esperanzado, si puede ser,
sin patrañas, ni condiciones, en el futuro, creer.
Del libro Poemario de un ideario de MAXI CAMPILLO PONS
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