Umbral
Estoy en el umbral de tu casa infinita.
Llego al límite entrevisto bajo tu ala de llama. Veo ya el horizonte y la
promesa de tu luz, diáfanamente.
Yo me digo quietamente adiós. A mi propio rostro en espejo de niebla,
serenamente despido, sin ira ni temor. Tu mano, que en mí duele, sosteniendo
mi latido, corta casi el invisible hilo.
Estoy en el umbral de tu casa infinita. Aún me duele aún, el mundo. Aún
palpito. Pero no tiemblo porque me digo: - Estás.
Estoy en el umbral de tu casa misteriosamente abierta desde siempre.
Desde cuando sentí caminar intuitivo mi asombro por tu ruta azul, y un versoverbo
de luz, nacía como flor a mi costado.
Desde que tu tiempo dijo que era hora ya de andar, y anduve, cantando y
abriendo el corazón para tu sombra.
Ahora que estoy en Ti y soy nosotros, voy a mi pasado. Por el tiempo hacia
el principio, rescato de viejos manuscritos poemas intactos. Poemas que ha
dictado la memoria de Ti, con que me reviviste.
Aún camino con los pies de llanto. Aún camino con la faz del sueño.
Aún camino.
Hacia ti camino y ya no canto.
En silencio digo la oración profunda.
Ahora, sigilosamente guardo el acento, para no despertar el tiempo del adiós
definitivo.
Del libro La luz en que vivo de MARTA DE AREVALO-Uruguay-
Publicado en la revista de Creacion Literaria Oriflama nº 19
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