Si fuese bueno tener mujer, ¡Dios tendría una! Y si pudiese confiar en ella... el diablo no tendría cuernos.
Algunos aman tanto a su mujer que para evitar gastarla, ¡utilizan la de otro!
Peor que una piedra en el zapato... un granito de arena en el preservativo.
Los jefes son como las nubes... ¡cuando desaparecen, el día se arregla!
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