domingo, 6 de noviembre de 2011

MALARAS REFRANERAS

El ¡Hola! y el ¡Buenos días!,
¿Cómo estás? o ¡Buena suerte!
cuando en los labios se advierte
el amor cobra energías.
Si a esta práctica le fías
la praxis que ella convoca,
hasta el buen refrán la toca
con su educativa carga:
Un dulce a nadie le amarga,
aunque tenga otro en la boca.


Sin asomos de un Merlín,
Oráculo, Pitonisa
o alguna sacerdotisa
del más sagrado confín…
cuando el hombre en su mohín,
esperanzado tal vez,
invoca con nitidez
a Mahoma y al Corán,
se oye la voz del refrán:
El Tiempo es el mejor juez.


Por vegetar como un cerdo
a cambio de sumisión,
suele el hombre ser peón
en el juego del más cuerdo.
Y aunque la lengua me muerdo
doy a la ética el brillo
al desmentir el corrillo
de equívoco postulado:
A caballo regalado
no se le mira el colmillo.

LORENZO SUÁREZ CRESPO

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