domingo, 20 de noviembre de 2011
BREVERÍAS
2556
Álzate, dulce sombra, prófuga de su lado,
que no es tálamo digno para yacer la tierra.
Ha sido tu silueta lo único que ha quedado,
y ella tal vez ignora a qué otros pies se aferra.
Ella, que no te encuentra ya a sus pies enredada,
pues lo estás a los míos, con mi sombra del brazo.
Álzate, dulce sombra, trepando mi fachada,
y absórbante mis miembros en vaporoso abrazo.
2557
A veces me pregunto si tiene algún sentido
despertar de mañana, cumplir nuestras tareas,
revisar las noticias, recordar lo vivido,
y volver a dormirse con las mismas ideas.
Y sin embargo es eso, con tan pocas variantes,
como tantos gastamos nuestra propia energía.
Somos ruedas que giran, con frecuencia ignorantes
de adonde se encaminan. Y así día tras día.
2558
Le asustaba la vida, y el galardón que ofrece,
por temor a su pérdida. ¿Pero es que algo es eterno?
Todo, como las rosas, nace, y al fin perece;
se ama la primavera sin pensar en invierno.
La vida, ese rayito de luz que nos visita,
golpeando con dedos de miel cada ventana;
pero en lugar de abrirla, para iniciar la cita,
rechazando su oferta, bajaba la persiana.
2559
Cuerpo de mis andanzas, que sin cesar transito,
alma de mi refugio, donde en dolor me hospedo,
tú, que rejuveneces mi corazón marchito,
tú, que me reconfortas en el rincón del miedo.
2560
Dormirás cada noche, sin saberlo, conmigo;
tu almohada, rebosante de susurros y besos
del tiempo en que fui amante. Si hoy me llamas amigo,
tú has excavado zanjas, yo hago puentes y accesos.
No llegarán a verte mis sábanas, mas tienen
la visión de tu cuerpo, y el fervor de tu entraña.
Mi mente y mis sentidos en ellas intervienen,
y aunque no lo percibas, tu instinto me acompaña.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-
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