Mi libro, tú
Mezclado a tu calor, estoy más vivo,
y cuanto más te miro más te leo,
libro que desentraño y deletreo,
ya estímulo a mi piel, ya sedativo.
Abierto siempre para mí, y activo
sobre la mente, que a tu ley moldeo,
y sobre el hondo foso del deseo,
en que embiste tu instinto primitivo.
Página a página te estudio y gozo,
contigo río, en tu dolor sollozo,
y sobre ti dejo reptar el tacto.
Oh, mujer, de leyendas y memorias,
acervo de reveses y victorias,
todo tu texto quiero, no un extracto.
Sobre el puente
Sobre el puente llegaste, y sobre el puente
llegué yo a ti, la tarde en el ocaso.
Apenas pude percibir tu paso
sobre la piedra gris, entre la gente.
Leve aroma otoñal en el ambiente,
el paisaje, a lo lejos, campo raso,
y a nuestros pies, aquí, desliza escaso
su flujo el río, en lánguida corriente.
El tiempo es también lento; tú y yo juntos,
mientras van los demás a sus asuntos,
nos apoyamos sobre el barandal.
Contemplamos el agua en su camino,
sin más preocupación, y al fin inclino
mi cabeza hacia ti, confidencial.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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