VOY BUSCANDO LUZ Y ENCUENTRO LUZ
M - Voy buscando luz, en las veredas de las horas trenzadas de vivencia.
Mas no encuentro la claridad necesaria para iluminar,
las venas de los días aún por saldar.
Maestro, me acerco a ti, para escuchar atenta tu racimo de calma.
T - Luz, mi luz, luz que llena el mundo, luz que besa los ojos,
luz que dulcifica el corazón.
M - Abriré la ventana de los días aún por saldar,
para buscar mi luz, acariciaré sus rayos con la risa de estos ojos.
Dejaré esa ventana de luz siempre abierta,
para que mi corazón se dulcifique con ella.
T - Ah, la luz baila, Amada mía, en el centro de mi vida;
la luz pulsa las cuerdas de mi amor; el cielo se abre,
el viento sopla sin freno;
una risa pasa sobre la tierra.
M - Ya noto el cálido rayo, que con su filo de amor, abre las formas,
da existencia a la montaña mágica de la vida.
La luz, transforma los signos del entendimiento,
cubre con su manto sagrado, los llantos y las sombras.
T - Las mariposas despliegan sus velas en el mar de luz.
Azucenas y jazmines se agitan en la cresta de sus olas.
M- Y en su espuma se origina un cariño laureado de perlas.
Perlas que se expanden como semillas bondadosas.
En la luz se abre el color, se ahogan los miedos,
En mi luz, he abierto una senda por donde escapa la tormenta.
T - La luz se rompe y se convierte en oro en cada nube,
Amada mía, y esparce piedras preciosas con profusión.
M - Gracias maestro por guiarme hasta la luz.
Buscaba en la dirección equivocada y me perdía en la letanía
oscura de los minutos no sentidos,
ahora la luz, calienta estas manos, ávidas de caricias.
T- El júbilo se propaga de hoja en hoja, Amada mía,
y también el contento sin medida.
M - Ahora entiendo la bondad de mis ojos descubriéndome
el cristal del agua, el azul de la mañana, el rojo del sol durmiente.
No me había despertado a las horas en las que cantan las náyades,
pero la luz me ha traído sus sonoros poemas musicales.
T - El río del cielo ha inundado sus riberas
y la ola de alegría se expande por todas partes.
M - Río del cielo, escucha como rio. Como vuelo en tus olas de luz,
y me baño en la alegría que dejan a su paso por mi pulso.
Río de versos que anuncian claridad y calma, escucha el ritmo
de la sangre, al pasar por las llanuras de la paz.
Al pasar por esa luz que el maestro Tagore dejó
en cada una de sus bondadosas palabras.
Manuela Bodas Puente
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