CORAZONES DE LUTO
Los cimientos de barro
se resistieron
cada vez más.
Pesa tanto la torre,
que empieza a inclinarse
como la de Pisa.
Hay corazones de luto
rezando para que no
toque el suelo,
pero los humanos,
lo mismo que a los cerdos,
nos encanta revolcarnos.
Del libro 27 días de CARMEN SÁNCHEZ MELGAR
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