2526
Se me apagan los años,
y sin embargo, se me enciende el mundo.
Voy de menos a más. Los desengaños
más nervudo me han hecho, y más fecundo.
Ya no mido mi tiempo en erecciones,
ni en nombres añadidos a una lista.
Hoy son más y mejores mis opciones,
hombre de población, más que turista.
2527
Frente a mis labios se me abrió tu boca,
y yo, ciervo gentil, por un momento
vi colmillos y fauces de pantera.
Me dejé devorar. Aún hoy evoca
mi mente tu voraz atrevimiento,
y el pulso de mis venas se acelera.
2528
Tú, mi poema inédito, que sigo
puliendo día a día, y alargando,
desconociendo cómo, dónde o cuándo
verá la luz; pero a su luz me obligo.
2529
Me has congelado en ti. Qué largo invierno
vuelve a agostar mis rosas,
contrae mis días, vuelve silenciosas
mis noches, y abre mi aguacero interno.
¿Esperaré al deshielo en primavera,
a través de este tiempo álgido y gris?
¿O deberé emigrar a otro país
de clima más afín a mi manera?
2530
Mueren los días, y los voy pisando
en mi errático andar, hojas marchitas.
Gozaron de color, vida, y visitas
de brisa leve en abandono blando.
No hay desprecio en mi acción, quizá añoranza,
de las cosas perdidas.
Llevamos un caudal de despedidas,
pero la vida avanza.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-
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