Tú, mi sendero
Transitable te has hecho, mi sendero,
por mí y para mí abierto, en exclusiva.
Cada huella que imprimo en ti, motiva
un paso más, perenne, si ligero.
No te comparto. Vaya el forastero
por otros feudos y opte a perspectiva
que no injiera en la mía; vague o viva
lejos de mi quehacer, de mi lindero.
Sobre mi plantación trazado fuiste,
y sobre ti camino, alegre o triste,
que a través de mis pies al alma llegas.
Tú imprimes también huellas en mí mismo.
Y en este íntimo, mutuo dinamismo,
somos adjuntas almas andariegas.
Sin premura
La prisa del vivir me desconcierta.
Pasé la etapa del galope, el fiero
ciclo de las urgencias, el ligero
hola y adiós de cada tibia oferta.
Cuando la madrugada me despierta,
descúbrate a mi lado, y si el jilguero
se despide del día en el otero,
puebles mi noche, sin tu piel, desierta.
Intercepta el progreso de las horas,
y hazte perpetuidad. Que en mis auroras
me acompañes, y en mis atardeceres.
Sin premura o zozobra, con la calma
de quien lo tiene todo en cuerpo y alma,
y es feliz prolongando los placeres.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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