Tal cual eres
Sonriendo desnuda eres más bella;
toda entera de luz, sin conjeturas.
Al verte por la calle, vas a oscuras,
brotando una pregunta en cada huella.
No me importa la alondra, ni la estrella,
ni el reclamo de tantas criaturas
ocultas en sus propias vestiduras;
ni a desprecio me incitan ni a querella.
Pero tú eres la forma que no admite
decorado, ni juego al escondite
de telas, y colores, y antesalas.
Tal cual eres, colmándome la vista
tu figura más fiel, más realista,
piel y sonrisa tus mejores galas.
Amante, el mar
Se adormece el silencio. La colina
va perdiendo la luz. Tú, en el ocaso,
renaces sobre el mar, como un pegaso
cabalgando las aguas, pura ondina.
Sobre la superficie cristalina,
entre ola y ola de espumoso raso,
qué integral es su abrazo, y qué fracaso
si el mío a otro interés se subordina.
Sal de ese mar que se declara tuyo.
Si él te posee, yo me disminuyo,
y sólo serás mía en tierra firme.
Oh, qué tarde fatídica, tan lenta.
Amante el mar te arropa y me atormenta,
y no sé si quedarme o despedirme.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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