A CONILPor tus calles caminando
mi fui de ti enamorando.
Tu arena dorada y fina
me hirió como una espina.
Tus aguas limpias y claras
me mostraron tus mil caras.
Eres tú Conil el dueño
de mi gran y único sueño.
Un sueño de poesía,
de amor y de fantasía.
Perderos en él conmigo
de la mano de un amigo
que la espléndida belleza
os mostrará sin tristeza.
A tus pies juegan las olas
con cantos de caracolas
de un mar fuerte y poderoso
que se muestra esplendoroso
meciendo barcos pesqueros
que le roban ricos meros.
JOSÉ LUIS RUBIO
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