CUERPO GLORIOSO TENDIDO AL SOL
Su geografía de piel desnuda
no es más que una alfombra
tendida al sol
a su suerte.
Ni un músculo se inmuta,
ni un latido
sobresalta el mar
de la tranquilidad,
la balsa de aceite.
Todo el "yo" se ha replegado
a un vericueto ínfimo
del cerebro donde descansar
y reposarse.
El cuerpo es envoltorio,
cáscara, mero papel de celofán,
superflua piel.
Lo único importante ahora
es que el sol maquille
su palidez de luna.
Del libro Tristeza en el Gran espejo dorado de JUAN EMILIO RÍOS VERA
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