Iguana y noche
Se sumergían
para romper la luna
que restallaba en ondas.
Sintéticas,
roca y musgo,
las iguanas marinas
muerden pezones vírgenes,
después vomitan luna
en la arena.
Las iguanas reptiles
revientan por la luna,
agitando su sangre dilatada.
Las iguanas ignoran
que el amor no las toca,
que su vida sin tino,
temporal y automática,
transcurre
sometida al decurso
del universo.
JOSEFINA PÉREZ AROCENA -Cádiz-
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