LOCO
El loco aquel peinaba el horizonte
con su peine de sol y aire dormido.
Amanecía el amor enfebrecido
por los párpados lánguidos del monte.
Aquel loco con voz de guardamonte
cantaba como absorto y sorprendido.
El loco aquel, anciano y desvivido,
moría y renacía con el desmonte.
Que desmontar la sed de la locura,
por la locura misma enloquecida,
era bello y más bello que lo bello.
Y era y era en extremo la hermosura
de lo loco y lo hermoso a toda vida
aquel loco creador de todo aquello.
JUAN CERVERA SANCHIS-México-
De libro inédito: “Alquimia delirante”
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