LÍNEAS ROJAS …
… Está de moda en nuestra sociedad y más en nuestros políticos hablar de que en política nunca se deben pasar unas líneas rojas para que no se molesten los ciudadanos, cuando se hacen declaraciones fuera de tono o intempestivas sobre temas delicados como el terrorismo o la inmigración por citar solo dos ejemplos significativos del tema.
Pero no obstante esas líneas rojas de peligro o esos símbolos tienen mucho que decir en las relaciones interpersonales de la sociedad en círculos cerrados o abiertos o en todo caso en ambientes privados y públicos se puede discrepar siempre y cuando se guarden las formas y el respeto al prójimo o a la persona que tenemos al lado o en nuestro círculo más próximo, ya sea nuestra pareja, nuestra familia en general y nuestros amigos que a veces son nuestros confidentes secretos y nos guardan esos secretos y no pasan nunca esa línea roja por deseo expreso nuestro.
A veces tenemos la tentación de pasar esas líneas rojas y ser políticamente incorrectos en muchos aspectos de nuestra vida, cuando nos vemos mediatizados por los “poderes fácticos” y cuando el Estado quiere prohibirnos derechos individuales o guiar nuestra vida por la senda del “buenismo”, dejando la libertad individual por los suelos y solo con el derecho “al pataleo”.
Aunque ninguna persona debe pasar esa línea roja agrediendo o insultando a los demás, faltándoles al respeto, privándoles de libertad o violando su intimidad personal, que son auténticas lacras de ésta posmoderna sociedad libertaria y llena de lagunas en algunas leyes incongruentes y que se deben modificar si una amplia mayoría de ciudadanos así lo pide al Parlamento, donde estamos representados todos los ciudadanos, sin líneas rojas prohibidas…
Juan Montero Lobo “Visnú”
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