Mi mejor deseo
No te deseo un sueño placentero
de cielo azul, lejanas tonadillas,
y rumor cristalino en las orillas
del errático arroyo viajero.
Te deseo el sombrío vertedero
de malaventuradas pesadillas,
en que la flojedad de tus rodillas
sea, más que atracción, despeñadero.
Y es que te quiero bien; pues despertando
de tu sueño en azul, vibrante o blando,
lamentarás su pérdida emotiva.
Mas despertar de lúgubre quimera
sería liberar la primavera
al fondo de tu espíritu cautiva.
Camino irreversible
De nuevo la encontré, y hablé con ella,
renaciendo sonrisa y confianza;
viejos recuerdos en vibrante danza
repitieron sus pies en cada huella.
No era instante de sombra o de querella,
arrinconadas ya broquel y lanza,
mas tampoco de utópica alianza,
muerta la original, remota estrella.
Oh, enredados paisajes de la mente:
Zona adversa, región ambivalente,
o al punto adepta a repetir el sueño.
Mas son irreversibles los caminos.
Continúen sus giros los molinos,
mi universo requiere otro diseño.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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