Vida sencilla
No pido mucho
De este mundo de plástico y carbono flotante
Lo primero, que puede ser lo último porqué quizá no lo vea
Es un gran alzamiento
Una insurrección perfumada de descontento
Y una victoria definitiva de los más sobre los menos
También pido conservar
Un par de amigos para la vejez
Y una casa en el campo donde poderlos recibir
No enfermar gravemente ni morir sin haber visto
Las montañas magnéticas e improbables del sur
El rio sagrado que se alimenta del sudor de uno de los pies
Del dios Vishnú
Las selvas húmedas y hambrientas del rio de la gran serpiente
Un par de picos nevados antes de que se derritan
Y una gran ciudad desde donde el poeta grito a Roma
Y los vagabundos de la bohemia cambiaron la cultura para siempre
Por lo demás
No exijo sino una modesta biblioteca, una buena colección de cine
Y un paisaje amplio al cual mirar cada mañana tomando un té apacible
Apacible igual que la niebla
Como no pensar en una mujer a quien besar en la frente antes de dormir
El resto se lo regalo al demiurgo
Seré su barca con puerto fijo pero sin mapa mi brújula
No sé si morir en el sueño sea
ya por último
una petición poco sencilla.
La imaginación al poder.
Crispémosle la piel a la historia
A la vida
Hagámosle sentir mariposas en el estomago
Enamoremos multitudes
Tomémonos el cielo por asalto
Atrapemos por fin la utopía en un mural
Para que deje de escaparse en cada nuevo horizonte
En cada nuevo amanecer
Amanezcamos con el mundo, giremos más rápido que la luz
Seamos otro, seamos ellos , ángeles mercenarios, meteoritos imparables.
Dulce pena
Cuando la pena toque tu ventana
Amigo de la lírica improvisada
No dudes en abrirla y darle paso
Trátala como a la más ilustre de tus comensales
Y deja que te embriague con su vino
No hagas caso de los necios optimistas
Que con palabras de ánimo intenten privarte
De los dulces marismas que el dolor
nos dibuja en la mente
y nos cava en el centro del pecho
al contrario
utiliza tus propias fuerzas
con tus manos agarra esa herida
y ábrela de par en par
hasta que crepite la carne
y déjala abierta que el vino
con su sombra de salvia la sanará
Sumérgete, saborea su deleite
pues así como la alegría
la pena también es música
la diferencia es que suena desde tórridos subterráneos
desde el lado oscuro e inhabitado de cualquier satélite
Si hay noche hay día
Y de seguro que la noche, con su peligros que acechan
trae más lecciones para los valientes que la saben encarar
y pararse sólidos ante su afrenta
Así pues amigo embriágate en tu pena
y no hagas caso a los que te inviten a sonreír
date cuenta que no es necesario el llanto
pero si la consciencia del que llora hasta el cansancio
porque sabe que solo así no tendrá más lagrimas que derramar
y quedará dormido de cansancio
para amanecer al otro día renacido, como Nicodemo,
sin necesidad de haber entrado de nuevo al vientre de su madre
o en nuestro caso, de volver a los brazos de quien ya no está.
Andrés Hdo Bodensiek A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario