¿Quién no ha pedido un deseo a la luna llena?
¿Quién no ha soñado se le pueda realizar?
¿Quién no ha llorado de amor una pena?
¿Quién no ha reído al volver a amar?
Humberto Pérez
LAS DOS LUNAS DE JUNIO
Son las doce y el sol
se ha levantado perezoso.
Las dos lunas de Junio
hermosísimos rostros cuya luz platea.
Rostros que miras, que estás mirando
con la sonrisa abierta, los ojos que fulminan
la negrura del campo de verde y amapola.
Estás frente a mi casa, te contemplo
extasiada de tanta maravilla
y me siento cual ángel de la lágrima azul.
La emoción conmociona la montaña
--sollozo inextinguible—
mar adentro, adentro, árbol, desmayo,
las perlas una a una, la ventana, latido…
Ayer, la luna roja, llamada luna azul
permaneció encendida hasta cerrar los ojos
y derramaba perlas en todas las ventanas.
¿A dónde estabas tú?
Isabel Díez Serrano
Sin blanco,
sin noche,
sin redondeces ni brillos.
Llega mi faro.
Y aquellos puñales
me parecen tibios.
Solo,
como hay que encarar
la herida profunda.
El espejo devuelve
la imagen de
quien no quiero ser,
de mis miedos,
de lo que he tragado;
de en lo que me he convertido.
Al fondo aparece mi valle.
Su silueta de armiño...
Se ha ido.
Quizá hoy también amanezca.
Quizá me salga el regate;
que me deje gustarme;
solo,
quieto,
a la luz de la luna.
JULIÁN VILLAMARÍN
LA LUNA
A Jorge Luis Borges
La luna ignora que es tranquila y clara
No sabe que el estanque la contempla
Que su luz vuelta agua yace dormida
O se desliza dorada entre la hierba
Como un antiguo rey que sin saberlo
Convierte en agua todo lo que toca
Tal vez tampoco sepa que sonámbula
Por entre oscuros bosques de abedules
Su desnudez de reina vaga errante
Que todo en ella es soledad y frío
Y que nos llena los ojos con su asombro
Ella que alcanza vedadas profundidades
Modesta como un ciego recorre el cielo
Sin saber que todos aquéllos que la han visto
Por siempre vagan solos como lobos
Desde la más alta torre del insomnio
Te contemplo con un asombro antiguo.
FERNANDO RUIZ GRANADOS
Comunicándonos
Noche de luna llena. Tu recuerdo
invade mi ventana. Canta un grillo
su obstinado y monótono estribillo.
Quiero enhebrar palabras y las pierdo.
Tantas preguntas en silencio muerdo
que entremezclo los cabos del ovillo,
enredo lo que siempre fue sencillo
y el pulido discurso me trascuerdo.
Pero quizá no importen las preguntas
y tampoco haga falta una respuesta:
sabemos comprender la voz callada
que en un roce de piel se manifiesta.
Si nuestras esperanzas marchan juntas
nos podemos hablar con la mirada.
MARÍA AMELIA SCHALER
AY, LUNITA MÍA
Luna, lunita mía, que me dejo
sin hablarme.
Dile que vuelva prontito
que aquí estoy para adorarle.
Sus ojos, mis dos luceros
se los llevó tras mi pena.
Y voy llorando caminos
buscando su huella errante.
La hulla ya no la encuentro,
cansada estoy de buscarle.
Camino, siempre camino,
yo sé para donde errarle.
Luna, lunita, luna que te
quedaste brillando
aquella noche que dos
hicimos beso al quemarnos.
Dile que regrese ya
que acá lo estoy esperando
con tanto dolor a cuestas,
que yo lo sigo añorando.
Tráemelo conmigo para aliviarme
las penas, dile que lo amo tanto
que muero por sus encantos.
Noches de sortilegio
cuando tú nos alumbrabas.
Noches plenas de vida
que cubrían todas mis ansias.
Ay, luna, lunita llena,
por favor, dile que venga,
que ya se me fue la calma,
por favor, dile que muero,
y muy triste está mi alma.
MARTA ROSA SILVESTRINI
PERGAMINO (BS. AS.)
NOCTURNO
Vuela alta, muy alta,
por las marismas del alba,
entre sombras de mirada
una noche clara de agua.
La luna viste su enagua
con lentejuelas de plata,
y las estrellas le ofrecen
las arras de desposada.
Los cristales en tinieblas
bailan que bailan que bailan,
la danza de los luceros
que deja fría mi Alma.
Y ella sigue corriendo
en busca de llamas blancas,
sonando los mil clarines
que anida la madrugada.
¡Qué magnas son estas horas,
qué alta la noche clara!
Luis Ángel Marín Ibáñez
S/C de La Palma
(S/C de Teneride)
No hay comentarios:
Publicar un comentario