POBRE PEQUEÑO APRENDIZ DE POETA
¡Pobre pequeño aprendiz de poeta!
que se perdió entre los versos de Hernández.
Quisiste competir con uno de los grandes,
pero no alcanzaste ni el primer peldaño.
Aprende de su cauce que fluye caudaloso
por entre las hojas de papel.
Aprende de su frescura
escandalosa que refresca
al lector ansioso de bañarse
cual fresca y cristalina
que sacia al que viene sediento
del camino polvoriento.
¡Pobre pequeño aprendiz de poeta!
no quieras igualarte a Miguel,
primero tienes que ser humilde
como él lo fue.
Debes aprender a escuchar
el más pequeño sonido
que emite el agua en el cauce del río.
Escuchar detenidamente el canto
del ruiseñor en la rama.
Distinguir los trinos de los pajarillos.
Sentir el silbido del viento.
Las caricias de la brisa.
El sonido de las hojas cuando caen.
Y sobre todo saber escuchar
en el vientre de las cabras
cuando duermen el fluir
de la leche por sus ubres.
Sólo entonces podrás
comprender a Miguel Hernández.
Ten presente que todos
los hombres renacen de sus principios.
Tú quisiste empezar
desde la cima sin tener
en cuenta que para llegar
arriba hace falta escalar primero.
¡Pobre pequeño aprendiz de poeta!
que eligió a Miguel Hernández
como espejo pero su reflejo
no le advirtió de su pureza.
Carmen Pérez Martel
No hay comentarios:
Publicar un comentario