Supimos que te perdiste
en la ciudad de los puentes
porque en el último torciste
a la izquierda en vez de a la derecha.
Sin embargo descubriste
rincones que los otros no vieron
que hicieron vibrar tu corazón
ante la contemplación de tanta belleza.
Valió la pena perderse
y a solas contigo misma
gozar de la plena hermosura
de aquellos lugares vírgenes.
Cuando al hotel llegaste
a tus amigos contaste
las bellezas que viste
las horas que perdida estuviste.
Liberada te sentiste
de la fugacidad del tiempo
y plenamente gozaste
las ruinas de un pasado ya olvidado.
JOSÉ LUIS RUBIO
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