miércoles, 16 de enero de 2019

EL DIARIO DE UN POETA DIVORCIADO


Al contemplar la rosa -y ver la espina-
que se abre dentro de un reloj de arena:
¿qué lágrima no quiso ser sirena
o qué suspiro una golondrina?

Él pensó ser poeta, y fue su ruina,
-¡siempre viviendo como un alma en pena!-
Ella observó la luna, en luna llena,
y no quiso vivir de una propina.

Hoy cada uno camina por su acera.
Ella con prisas. Él, siempre, despacio
¡y sin llevar un duro en la cartera!

¡Oh corazón!: ¿qué rey de pelo lacio
cambia un viejo burdel de carretera,
-sin perder la razón- por un palacio?

Antonio Ramos -ESPAÑA-

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