martes, 18 de diciembre de 2018

EL PACTO DE LOS LABERINTOS


La rosa enferma

estás enferma, ¡oh rosa!
El gusano invisible,
que vuela, por la noche,
en el aullar del viento,

tu lecho descubrió
de alegría escarlata,
y su amor sombrío y secreto
consume tu vida.

William Blake

¡No le digas que ya sabe!
El espectro llegó vestido de cordero,
la isla se llenó de sombras
el mar estaba muy oscuro.
Lejanos relojes revolvieron sus historias
raídas mentiras parecían verdaderas.
Las certezas se fugaron desnudando al holocausto
despedazando el sin fin de las lápidas abiertas.
¡Los desconocidos se miraron!
en el fondo de sus ojos no había nada que decir.
El recinto se transmutó en infierno
quemando las palabras que explotaban
espantadas en el hervor del averno.
¿Por qué nunca?
¿Por qué siempre?
La ventisca tiznaba la ira con dolor
Nosferatu
cubría  falsedades con incendios.
La furia de antaño aguardaba por su llanto
sorprendiéndose al ver que la ventisca ya estaba muerta.
¡Él la destrozó!
Asesinó a mansalva el sueño que pendía del grillete
desilusión gritando latitudes de penumbras.
Sus manos torcidas no desprendían luceros

El mundo hostil que compartieron
regresó tan infame que aterraba.
¡El laberinto encerró a los incautos!
la ventisca preservaba el cofre del pasado
repleto de descuartizados muñecos de cera.
El sufrimiento desplegó añejas heridas
clavó su daga en el firmamento
y lo hizo sangrar
¡No le digas que ya sabe!
es que de nuevo
estás mintiendo…
En sus pupilas danzaban ratones hambrientos
venían a devorar el presente como si fuese de espuma.
Ella construía tormentas en los rincones
él dibujaba ovejas en las paredes
¡La ventana se llenó de niebla!
mientras ventisca,
tiraba la puerta.

Desconozco el camino que lleva al destello
atizo laberintos hechos de sangre
rompo vuelo con las alas rotas
miro de frente
y no tengo miedo,
lo sé porque tengo tanto
que hasta se ha vuelto coraje.
Estoy colgada de un garfio
es helado en verano
y más helado en primavera.
Mis pájaros se ha posado en su filo más de una vez
¡Mis hermosos pájaros de hule!
volaron entre mis manos
adheridos a la noche
aleteando perturbados entre el escozor de la niebla
¡Han tenido tanto frío!
Mi alma deambula junto a la creación de Frankenstein
escribimos largas horas sobre papeles carcomidos
¿Algo lindo?
¡No!
pero…
¡Cuánto manuscritos llenamos!
La faz de su horrendo rostro era dulce
sus cicatrices evocaban la epopeya de su resurrección.
Nació de pedazos y se hizo ser,
sus dedos se transformaron en lápices
sus piernas, en estacas
recitaba poemas de William Blake…

“¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?”

¡Reíamos!
mientras los polos temblaban
y los iceberg asomaban la cabeza para escucharnos delirar.
Hoy ha resurgido ese recuerdo
firmamos aquel pacto
-¡Regresaremos!-
tapizaremos la nieve con otros versos
publicaremos en la espesura
los pergaminos que escondemos
adentro.

Scarlet C

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