domingo, 18 de noviembre de 2018

APRENDÍ


Aprendí que después de un comienzo,
normalmente el final nos hace chantaje
visitándonos con sus consecuencias,
las más amargas, las más traicioneras.
Aprendí de la misma manera que, cada día,
es una nueva oportunidad de vida:
sueños y maravillas inesperadas.
También aprendí que vivimos de
ideas preconcebidas,
de etéreas palabras con razón o sin ella.
Mis ideas no son mías, son del viento
que cada día me sorprende con suavidad.
Acaricia las palabras que mi lápiz va
dejando impresas en un trozo de papel,
más o menos descifrable y a veces disperso.
Las ráfagas de aire frío de la noche,
envuelve los pensamientos formando versos
que vuelan tras los muros del desconsuelo
y la ultrajada soledad sigilosa.
Aprendí tanto en unos momentos,
que al final se apoderó de mí la mudez
de tanta sabiduría contenida en la mente.
En mi existencia busco un espíritu vivo.
Lo exánime al llegar el ocaso… desaparece.

Juana Campos Cortés

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