domingo, 20 de mayo de 2018

SOMBRAS DE MARIONETAS


Una sombra ausente de lo que fue,
un caminante de la vida sin techo.
Un viajero olvidado del ayer,
que subsiste de resquicio del suelo.

Un reflejo humano que sin pared,
vive observando su vacío aleteo.
En la superficie de un padecer,
en el que en ocasiones, sufriremos.

El susurro de ese río fiel,
la compañía de un ave en el cielo.
La nube que acaricia sin verter,
sus lágrimas hechas un primer sustento.

Enjugadas al llegar a entender,
que el laberinto interno, le llevó lejos.
Viendo como su trágico ser,
náufrago entre aroma de infierno.

Un recuerdo vago de aquel querer,
de aquella ansiedad de tristes sueños.
De nadar a la deriva sin ver,
¡qué jamás lograría alcanzar puerto!

Desvanecida imagen sin nacer,
ni descubrir el regalo cubierto.
Bajo oscuro velo de un mundo ya ves,
que mato al hombre sin remordimientos.

Una sombra de lo que fue,
un transeúnte que camina muerto.
Como pasajero que quiso ser,
algo más, extraído de un lapicero.

Consagrado a un superior Rey,
que desde la cima nos ha impuesto.
Al destino de su vulgar poder,
dentro de cruel y sangrante juego.

Marionetas somos de su quehacer,
de lo infantil de este sometimiento.
En el que todo muere al nacer,
y en el nacer, terminamos de nuevo.

Ricardo Campos Urbaneja -Irún y Hendaia-

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