Daquesta guisa, heme aquí, malherido
rota la cota por mil cuchillos
¡ay, malandrina!, ¡cómo he caído!,
en la misma trampa de tus peregrinos.
La boca seca por un suspiro
e una promesa de voso auxilio
ca, non conceda si non es conmigo
pero me dexais con poco xuicio.
Mais non tengo quexa
a fuer, non hicisteis la promesa
de querer a quien a vos os quiera
como mi boca así ofreciera
como os ofreció su abrigo
pues solo fui un capricho
que falaba por las orexas
e debió ahogarse en el río.
Disculpad, por ser vosa pena
aunque amaros me hiera
e también fuerais mi martirio,
non os acuso de vosa belleza
os acuso de ser mi vicio.
E... si xusticia aquí la hubiera
daqueste amor fuese a fuer lo prohibido
mais, la sangre que rebosa en mis venas
lacera un coraçon, de amor, vacío.
Que presta cara a toda afrenta
por non querer evitar tanto litigio
con todo aquel que a vos os pretenda
e, daquesta guisa, heme así, malherido.
Luis Maria Saiz Laso
No hay comentarios:
Publicar un comentario