domingo, 17 de marzo de 2019

ERÓTICAS


I

No te pedí las estrellas
pero me trajiste un pozo
titilando en tanto gozo
que por poco me atropellas.
Dices que lames mis huellas
agónicamente cuando
me andas necesitando
y tus dedos aceleras.
Acórtame las esperas,
mis huellas te están buscando.

II

Si te llena mi vacío
y mi plenitud te llena,
mira qué cosa tan buena,
conmigo no estás baldío.
Vienes, derrites el frío
con esa boca de infierno.
Espantas todo el invierno
cuando te trae la luna
y navegamos en una
ejecución sin gobierno.

III

Te encaminas hasta aquí,
y tus ganas con mis ganas,
de semanas tras semanas,
amansan al jabalí.
Yo contigo me volví
alma sin filosofía,
cuerpo que día tras día,
se refocila en tu lengua,
dulzura que me deslengua
la interior algarabía.

IV

Tú recorres cada quicio
de esta sediciosa piel
que se ofrece para el cruel
y vandálico estropicio.
Es tan sacrosanto el vicio
en que me tienes sumido
que me siento indefinido
cuando estamos abrazados,
al punto que somos lados
de un romboide pervertido.

V

Voy a cocinarte tanto
en mi insano pensamiento
que no dejaré segmento
donde cubrirte con manto.
Nadie ha provocado llanto
en mis exasperaciones
orgásmicas ni abstracciones
semejantes. Me pregunto
cómo has convocado el punto
de todas mis explosiones.

VI

Un repertorio fonético
nos vibra con alborozo
desde que empieza el retozo
voluptuosamente hermético.
Es un convite esquelético
que burla la biología,
un mar de erotomanía
hirviente en cómplice cama,
una gigantesca flama
que nos pone en sintonía.

VII

Deslízate en mis deseos,
en resumen, vuelve pronto
antes que evalúe el monto
de estos místicos jadeos.
Nunca recibí trofeos
con tan altos coeficientes
de ganancias indecentes
para todas mis urgencias.
Trae tus efervescencias
a mis codicias crecientes.

Jorge García de la Fe

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