domingo, 9 de diciembre de 2018

R.I.P


Corona de espinas entre las flores.
Corona larga que se atusa los bolsillos
mientras el mundo gasea
la esperanza de ser futuro.

Corona en el féretro del padre maldito,
ataúd de la vida que limita con el sueño.
Hay sueños que recogen los dedos viejos
entablillados de pena.

A veces la pena es una taza de café amargo.
Amargo como el día convertido en noche,
o sombra, o caja de música, lucero muerto,
una calle empedrada de invierno.

Yo me leo la publicidad de los buzones,
miro la puerta del vecino,
y sigue todo como estaba ayer antes de dormirme,
antes de salir por la puerta.
Antes de que el semáforo se ponga en ámbar.

Isabel Rezmo -Úbeda-

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