sábado, 22 de septiembre de 2018

SUEÑOS BLANCOS SIN PAÍS


Todas mis palabras se han perdido entre las nubes
las eché al cielo, abrí una bolsa y las esparcí al aire;
creo, se perdieron, pasaron raudas entre los árboles,
su roce, entre las ramas, provocaron sonidos, chispas,
una que otra quedó enganchada arriba, banderas frágiles,
pedazos de sueños blancos sin país, homenajes, copas,
apuntando hacia todos lados, mariposas tatuadas,
vigilantes de segundos mientras duraron allí, ondeantes,
como fantasmas pequeños que no asustan a nadie;
sacadas y arrojadas al viento, mis palabras, algunas,
caían por el suelo y luego, una ráfaga de viento
-con tierra-, las elevaba en diferentes sentidos, remolinos,
espirales de letras tropezándose entre ellas, un caos,
después, la nada, las telas vaciadas en el suelo;
mis manos, antes llenas de páginas repletas, sangrantes,
blancas y vacías ahora, me dejaron tranquilo, despojado,
aliviado y sin temores;
allá arriba, como una banderita rebelde, pequeña,
me saludó una, la única sobreviviente de mi insensatez,
de mi gesto insano por olvidar y soltarme de ti, aleteó,
su burló ondeante y luchando por mostrarse allí, necia,
tardó mucho en desprenderse e irse volando, perderse,
dejar un cielo celeste, limpio, sin nada de mí;
me había desprendido de ti al fin, después de años,
otras palabras se cruzaron en mi camino, otros mares,
otros parques, un rocío diferente me acariciaba el alma,
fuiste una isla abandonada, perdida y sin recuerdos,
durante ese lapso de tiempo atropellado, grato,
repito, me sentí bien, holgazán de escrituras, sin prisa;
hoy, me siento extraño, libre, pero extraño, sorprendido,
el trozo de papel rebelde, ese que desapareció último,
reposa plácidamente sobre mi almohada, y lo leo,
y vuelvo a empezar, ¿es que no te olvidé?

Del libro POEMAS DE UN AMOR EN EL TRÁFICO de Gustavo García Soto 

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