viernes, 21 de septiembre de 2018

PERDÍA LA MIRADA


Perdía la mirada
tras la transparencia
de aquellos vidrios;
así aquella única
ventana era la añorada
trampilla que mostraba
mi anhelo de libertad.
La noche ¡negrura! era
la cubierta de la campiña,
allí acaecía el más mitológico
de los relatos de otrora
fruto de mi eterna fantasía.
Los insinuados montículos
parecían danzar al cósmico
ritmo de las estrellas
entre brillos infinitos
de amores que se buscan
en el salón de pasos perdidos
del maravilloso universo.
A ti te busco en nuestra estrella,
el sonido de la mar es nuestra canción,
es la transparencia de aquel cristal
¡una vez más!, mi excusa para
contigo soñar...

Francisco Javier Díaz Aguilera

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