sábado, 22 de septiembre de 2018

LA CONENITA Y EL POETA


Con frecuencias las rosas,
se ponen túnicas preciosas.
Como mariposas amarillas,
cambian su tonalidad para iluminar.
¡Vaya manera de iluminar la senda para amar!

Los ojos del poeta cambian su tonalidad,
para expresar los contenidos de la vida,
las espinas de calamidad de su rodar
en forma pasajera, la vera a caminar.

La mirada de fragancia verdosa,
anuncia una caracterizada a la cultura.
La mirada a miel caoba la tranquilidad,
de su actuar en el caminar de la vida corta.

Su mirada café, reclama una compañía,
de una muchacha de risa loca,
pues también de risa suelta,
con alteración de mirada coqueta.

Pero una muchacha muy deseada,
al extremo en creída, reina de su vida,
extraordinaria musa con aroma,
a canela, que excita las estrellas.

Pues al poeta, lo atrapa,
con su aroma canela,
con su sabor canela crocante,
con sus caricias de conenita.
Pueda ser fiera o conejita apapuchadora.

Ella es una chica bomba
de las selectas musas;
pues no se despide,
para desear los felices,
sueños a sus amores.

Déjame verte,
mi corazón se inquieta,
Por una conenita salvaje.
¡Mitad conejita,
la otra de nenita!

Tu despertar de princesa,
bella conenita,
desvelo de mi vida,
deja una noche para
mis delirios soltar gota a gota.

Eres una canela salvaje,
conenita encantada,
desencanta mi vida,
de tu presencia de conejita y nenita
de la vida bella.

Fernando Enrique Zárate Ángel -Colombia-

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