domingo, 12 de agosto de 2018

SUEÑOS DESENFRENADOS


Corría a la campiña de su niñez y pubertad.

Corría como una mujer
deshojada,
rasgando la sombra del
azul de las calles.

Sin más abrigo en sus ojos
que la sombra de sus hojas.

Colgó un candil
en la rama de un olivo
y, desnuda bajo su tenue luz
entonó un canto a las estrellas .

Como el espantapájaros ,
tuvo sueños desenfrenados,

los que atolondran a las aves
y le tutean al viento.

Habitó una de aquellas
casitas blancas,

esperando a los
místicos labradores
como monjes exclaustrados.

Su cuerpo de yegua salvaje
se desplegó de nuevo,

burlando el amanecer
y, corcoveando
en sus pieles
oscuras y calientes.

Algún funámbulo
hizo equilibrio
en su cordón umbilical.

Un bosque de ternuras
se anudaron en su vientre
dando vida a un ser rebelde.

Había canastos de frutas
con naranjas redondas
y frescas,

eran sus senos chorreantes
de leche espesa.

Le crecían manantiales
en el pecho
para alimentar y seguir
pariendo otros;

con ojos color canela

que lluevan sueños soñados,

Y en sus manos lleven

trozos de paraíso
para repartir .

El abrazo de la aurora

que hechiza al viento,
la tocó.

Y creció la abundancia
de locura

en el sol del mediodía .

Se hizo un silencio
sin color y sin nombre.

Carmen Linares

No hay comentarios:

Publicar un comentario