martes, 14 de agosto de 2018

EN MI CAMINO


"Para que tu me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas"
Pablo Neruda.

Para que tu me escuches, bien amado,
convoqué a mil luceros vespertinos.
Desnuda te esperé de desatinos
entre la albura prístina del prado.

Para que tú me escuches, corazón,
he de tocar el viento con mis manos.
Mirando el interior de otros humanos,
trazando vía láctea en la razón.

Oh dicha, si quisieras atender,
la voz que en suave acento se me escapa;
y alerta siempre en vos hoy se agazapa
cual hiedra por tu aliento pretender.

No sé si mis plegarias son justicia,
pues llueve dentro el alma ser sin piel.
Mas tiemblo yo de frío si es infiel
el dios que me persigue en avaricia.

A vos solo confío mi oración,
el mundo nada importa en mi camino,
trazaste nuevo puente en mi destino
y muero por tu eterna inspiración.

Para que tú me escuches, bien amado,
las sombras borraré de mi albedrío;
fluir será mi prez como ese río
para sentirte siempre aquí a mi lado.

Carmen Azpárren Caballero

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