miércoles, 18 de julio de 2018

MAGNIFICENCIA DE UN PADRE.


¿Quién soy yo para merecer vivir en la visible presencia de Dios?

¿Acaso he conquistado el derecho de contemplar como titilan por las noches las estrellas en alegres y geométricas constelaciones?
¿De mirar el resplandeciente y mágico amanecer?

¿Caminar por los campos llenos de brezos,
esbeltos abedules y lechos de juncos o
esfumarme en el brumoso y seductor
ambiente de los bosques?

¿Puedo sin sentir culpa aspirar todos los aromas
y matices desde las especias hasta el ámbar,
el sándalo o el cedro?

¿Soy digna de escuchar armoniosas notas musicales
salidas de un lánguido violín, una flauta o un oboe? o
¿simplemente el compás alegre del trino de los pájaros? o
¿la risa tierna de un niño?...o ¿tal vez un "Te amo"?

¿Cuándo me gané el privilegio de enterrar mis pies en las cálidas arenas de una playa desierta? o ¿empaparme del azul profundo del mar? o ¿llenar mi corazón de lejanía y mi alma de viento? o ¿sentirme volar como gaviota en pos de libertad?

¿Quién me dió la virtud de sentir, amar y creer?
¿De abrazar, besar y estrechar?
¿De gozar el placer maravilloso de hacer el amor?
¿Del sonido de mi voz para expresar, gritar o decir
palabras de aliento, esperanza y amor?
¿De gozar el silencio pleno y la soledad única?
¿De poseer el don de escribir versos y con mis letras
tal vez....sólo tal vez....conmover un corazón?

GRACIAS PADRE.

Isabel Domínguez Castro -México-

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