¡Soy fisgón por cuanto me entrometo!,
Que en medrar, cual Celestina vieja,
entre amores de fugaz pareja,
causa de amor es en la que me meto.
Alma de rufián; alcahuete discreto.
Ladino don Juan que a la luna deja
en la orilla donde la corteja
sin el casto brillo de su secreto:
¡Soy cual fui! Leal veleidoso seré,
de amores en los que ando preso
y en tales porfías proseguiré:
¡Ay de mi!... Que antes que salir ileso
de una apuesta de amor, moriré,
si morir de ello es por exceso.
Paco Aguilar i Espada
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