viernes, 20 de julio de 2018

ALMAS AMÁNDOSE


Cerré los ojos, al abrirlos estabas
recostada en mi pecho desnuda,
contemplé tu figura con lenta
paciencia, era la mirada besándote
sin permiso, recorría tus veredas
intentando no desbordar mis aguas,
eras paisaje de piel pintada con talento
de tiempo, jardín donde retoñaba el
tulipán anhelado, vergel expuesto
pidiendo arrancar las rosas de tu cuerpo,
deseos frescos con fragancia de tu huerto.

Dejé que mis manos volaran
con pericia de viento, sin
despertarte dibujaban los
bordes de tu perfecta silueta,
besaban mis dedos tus labios
quietos sintiendo el calor húmedo
de tu aliento, eras fuego derritiendo
mi hielo, fue cuando la respiración
agitada presagiaba tormenta
de cuerpos, las caricias golpearon
tu sueño y en tus ojos pícaros
quedé preso.

Con manos suaves recogías
mis deseos, eran tus labios
remolinos imposibles de no caer
en ellos, tus besos anzuelos con
delicia exquisita, el pretexto
de quedamos prendidos sin saber
de tiempo, encadenados en el placer
de compartir aliento, vestirnos con
caricias tiernas y fieras, y abrigados
con nuestra propia piel navegamos
al océano del delirio, al horizonte
donde brota del silencio, el te amo
más dulce y profundo.

Abrí los ojos y respiré tu aroma,
en mi paladar aun florecía el sabor
de tus besos y en mi cuerpo encontré
vivas tus huellas, no me culpes si aun
arden los labios, será porque fuimos
víctimas de almas amándose.

Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-

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