jueves, 17 de mayo de 2018

VIAJANDO POR LA NOVELA


Rosshalde tomó el Diario,
abriéndolo al azar ¡Aquel poema!
“Es sendero prohibido
imaginarte,
alucinando sin escaparte
de mi pensar,
excavando el subsuelo
humedecido
a fuerza de dentelladas
sedientas.
¡Deliro por no olvidarte!
permitiendo que desplomes
mis latidos,
en cuya sangría desbordada
tan solo fantasearte,
ya es un pecado.
¡Nadie! Solo yo…
eso lo sabes,
soy candil,
elíptica vibrante
en el Saturno
de tu cintura,
movimiento de planeta
abriendo los ojos
en tu universo.
Renacerías hasta morir
tras el colapso,
mi cuello,
esparciéndote
a cuerpo entero,
sobre el tendido
de mi cabello.
Vas de manto figurado
en mil formas surrealistas,
esbozado a carboncillo
bajo el lienzo
que te tizna,
agrupando en partes
misterios
alucinantes.

Scarlet C

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