martes, 15 de mayo de 2018

UN DISPARO BASTÓ


Con tan solo un dispara bastó,
para herirme el pecho.
Para herirme directamente en mi cabeza,
en mi mente atravesar sin piedad.

Un disparo bastó para herir mi pecho,
para atravesar mi corazón certeramente.
Fue tu experiencia y tu excelente puntería,
la que te ayudó para herirme de muerte.

Un disparo fue suficiente de tu arma,
una bala llena con toda la intención de herirme.
Una bala que llevaba todo el poder de la seducción.
Una bala que llegó certeramente y apuntasteis con tus bellos ojos.

Tu habilidad me sorprendió, me tomó totalmente por sorpresa.
Jamás imaginé que tu puntería fuera tan precisa.
Que acertaras directamente a mi corazón
y mucho menos que llegaras hasta mi alma.

Tu disparo fue directo a mi corazón, sin pena y sin pensarlo.
Llego tu bala disfrazada de un beso apasionado,
que atravesó mi chaleco que me protegía del amor.
Y llegaste con tu arma de mayor poder, hasta tocar mi alma.

Fue tu rifle de mayor poder; tus caricias directas en mi piel,
las que mayor daño hicieron, ya que llegaron hasta lo profundo de mi ser.
Como experta franco tirador, lograste apuntar y herirme directamente.
Tu precisión seductora, tu hermoso cuerpo, tu bello rostro fue tu arma mortal.

Con tan solo un beso; apuntaste directo a mi corazón.
Con tu arma de precisión infalible, acariciaste mi piel y la estremecisteis.
Y con tu mayor arma de poder; tu cuerpo totalmente desnudo.
Un disparo bastó para caer postrado ante ti y que me hicieras el amor.

No pensé que nadie tendría la habilidad y presión para lograrlo.
Pero tú pudiste traspasar el chaleco que protegía mi corazón.
Si, que yo creí que me protegían de mujeres como tú.
Pero lograste con tan solo un disparo de tu amor,
hacer que me enamorara de ti.

Edwin Ayala Sánchez

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