El viento me estremecía
soplaba con intensidad,
es la fuerza del amor,
azotaba el ventanal
de mi habitación.
Se oía un crujir
excitante,
un eco retumbante
que me hacía vibrar
y yo solo me aferraba
a tus brazos.
El viento insistía,
se sentía su fuerza y
presencia dominante.
Y tú amor me susurrabas
al oído que descansara;
después de estar agitada,
solo querías que reposara
en tu pecho y con ternura
tomaste mi cabeza,
metiste tu nariz en mi cabello
y deleitaste mi aroma.
Y así es como yo me perdí
en un sueño profundo
y eterno, entregándome
en tus brazos.
Janeth Olivas
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