Agua que grita tu nombre,
bendita agua del mar.
La que contornea tu piel
y hace que el mundo cobre
sentido en la eternidad,
sentido en tu desnudez.
Aire que imprime en tu risa
la melodía de las olas.
En mis oídos es canto
y así el mundo pierde prisa,
entre brisa y caracolas,
y vuelve el instante santo.
Conviven en tu interior
la paz, la sabiduría
y te acompaño por la vía
que lleva del corazón
al origen de la vida.
Fuego que arde en tus ojos
y que ilumina los míos
fundiendo nuestras miradas.
Uno somos en el gozo,
En invierno y en estío,
bajo la noche estrellada.
Tierra me traes desde el Sur,
la siembras de cosas bellas
y crecen en el amor,
hermosas bajo la luz
brillante de las estrellas
eterna de tu canción.
Conviven en tu interior
la paz, la sabiduría
y te acompaño por la vía
que lleva del corazón
al origen de la vida.
ALFONSO BARO
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